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martes, 30 de abril de 2024

Utilizarán residuos de los molinos de viento para pavimentar una calle en la ciudad de Burgos en España

Hormigón resultante luego de reutilizar elementos que pertenecieron a aerogeneradores.

La noticia es novedosa porque en la ciudad de Burgos, capital de la comunidad autónoma de Castilla y León, se utilizarán los residuos de los molinos de viento para hormigonar calles. De acuerdo a lo que indica El Periódico de España, un equipo de la Universidad de Burgos desarrolla un hormigón que incluye las fibras, espumas y maderas de las palas de los aerogeneradores.

Para 2030 casi la mitad de los aerogeneradores de España tendrán que ser renovados. Esto implica unas 65.000 toneladas de desechos. Ahora este proyecto busca reutilizar esos desechos para formar parte de un hormigón especial para pavimentar calles.

Esta posibilidad es relevante ya que para 2030 se tienen que sacar de dar de baja a la mitad de los molinos de viento de España tras cumplir su vida útil. España es uno de los países de Europa que tiene una mayor proporción de generación de energía con sistemas sustentables. Por eso, en 2023 la energía eólica aportó el 23,5 % de toda la energía que consumió el país.

La vida útil de los molinos de viento se calcula de entre 25 y 30 años. Es por eso que se sabe la cantidad de relevos que se deben cumplir para el final de la presente década. Es por ello que surgen preguntas respecto del uso que se dará a las palas que sean desactivadas, lo mismo que las torres. No es un dato menor, porque este recambio implica cerca de 65.000 toneladas de desechos.

Reutilizando desechos

Ante esta realidad, un equipo de investigación de la Universidad de Burgos (UBU) lleva unos dos años años trabajando para poder dar solución a este tema. Ahora, tal como describe El Periódico de España, y tras numerosos ensayos y pruebas, lograron elaborar exitósamente un hormigón que incorpora el material de las palas de los aerogeneradores. Y ahora viene la parte de llevarlo a la práctica.

En concreto, antes del verano europeo, una calle de la ciudad tendrá tramos pavimentados con este novedoso hormigón que tiene en su composición las resinas poliméricas con fibras de vidrio, la madera de balsa, las espumas de poliuretano con la que se construyen las palas. Esta realidad surge por necesidades compartidas: el hecho del recambio, y la necesidad de las empresas de dar salida a esos desechos.

Vanesa Ortega, directora, en conjunto con Juan Manuel Manso del grupo de investigación SUCONS (Sustainable Construction Research Group) de la UBU indicó que "fueron las propias empresas las que debido a su necesidad de desmantelar y reciclar los parques se pusieron en contacto con nosotros". El equipo de trabajo no es nuevo en estos tema. Es que ya tiene experiencia de éxito en reciclados de otro tipo de residuos, como las escorias siderúrgicas de horno eléctrico de arco o el árido reciclado de hormigón.

La prueba un una calle

El proceso que se eligió partió de un corte selectivo de las palas para luego hacer "un triturado mecánico". Con esta decisión se dejaron de lado procesos como solvólisis y pirólosis porque resultan ser técnicas caras y que necesitan de más trabajo. El método elegido permite obtener un triturado de pala de aerogenerador, pero sin recurrir a una separación de los diferentes componentes, lo que reduce ostensiblemente los costes de producción.

Recarpa, una empresa burgalesa que se dedica a la gestión de residuos ha colaborado con el trabajo. Pero el mayor esfuerzo se hizo en el taller de grandes estructuras de la Universidad, donde cuentan con un equipamiento científico muy importante a escala de laboratorio. El material resultante cumple las condiciones para ser usado en distintas aplicaciones, como hormigón prefabricado, para un papel de una fachada o para una acera.

Antes de las vacaciones de verano se probará el nuevo hormigón, de entre 15 y 20 centímetros de espesor y que contiene hasta un 3 % de residuos de los aerogeneradores, y se han llegado a hacer pruebas de hasta un 10 %. La prueba se hará en 200 metros cuadrados de la calle elegida. Antes, el hormigón final saldrá de una planta de hormigonado, donde se dará el salto a escala de la prueba desarrollada en laboratorio.

Fuente: Meteored



Descifran cómo el acercamiento de estrellas al sistema solar puede alterar el clima de la Tierra



Cada pocos millones de años se produce el encuentro fortuito de alguna estrella con el sistema solar. Si se trata de una estrella con masa significativa, puede introducir perturbaciones gravitatorias que afectarían a la evolución dinámica de los planetas. Y la Tierra no escaparía a estos efectos.

Josep M. Trigo Rodríguez es Investigador Principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias, en el Instituto de Ciencias del Espacio (ICE - CSIC). En un artículo escrito en The Conversation, revela un nuevo estudio que ha encontrado evidencias del efecto del encuentro de una estrella con el sistema solar, alterando la órbita de la Tierra y, posiblemente, su clima.

El trabajo de Nathan A. Kaib y Sean Raymond, publicado en Astrophysical Journal Letters, demuestra mediante simulaciones, los efectos gravitatorios que causan los encuentros casuales con estrellas.

Fluctuaciones del clima de la Tierra

En particular han analizado las consecuencias dinámicas del encuentro de una estrella similar al Sol, llamada HD 7977, con el sistema solar hace 2,8 millones de años. La desestabilización del sistema que generó la estrella condujo a un incremento en la excentricidad orbital de la Tierra.

Tales fluctuaciones en la excentricidad de la órbita de la Tierra deben producir cambios drásticos en el clima, indica Trigo Rodríguez. El estudio intenta encontrar evidencia de tales encuentros que pudieran asociarse a eventos paleoclimáticos destacados.

Los estudios paleoclimáticos han permitido identificar anomalías climáticas que podrían estar asociadas a perturbaciones gravitatorias en la órbita de la Tierra.

Uno de esos episodios se conoce como el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno y tuvo lugar hace 56 millones de años. Fue algo llamativo, dado que la temperatura de la Tierra subió entre 5 y 8 °C. De hecho, ya había sospechas de que la excentricidad orbital de la Tierra fue notablemente alta durante aquel evento.

Los resultados ahora publicados muestran que es posible retroceder en el tiempo para ahondar en el pasado orbital de la Tierra.

La ayuda de GAIA

Las simulaciones gravitatorias permiten viajar al pasado y deducir la evolución orbital de la Tierra y otros planetas en los últimos millones de años. La técnica se vuelve menos precisa a medida que se extiende a tiempos más largos, digamos decenas de millones de años, debido al crecimiento exponencial de las incertidumbres. Al aumentar los errores, las predicciones detalladas de la evolución orbital de la Tierra son muy inciertas.

Pero, afortunadamente, los estudios astrométricos realizados por la misión espacial GAIA han permitido cuantificar con precisión el movimiento de las estrellas próximas al Sol y minimizar esas imprecisiones.

El encuentro con la estrella HD 7977

Por esas incertidumbres, los efectos gravitatorios de las estrellas que pasaban cerca del Sol no se habían tenido en cuenta en los pronósticos evolutivos de las órbitas planetarias.

El nuevo estudio confirma que es posible profundizar millones de años en esa evolución y conectarla con encuentros ocurridos unos pocos millones de años atrás en el pasado, afirma Trigo Rodríguez.

De ese modo es que Kaib y Raymond han identificado un paso estelar de una estrella similar al Sol denominada HD 7977. Se trata de una estrella de clase espectral G que actualmente se proyecta en la constelación de Casiopea, a unos 246,9 años luz de distancia de la Tierra. El interés radica en que, al tener una masa similar a la del Sol, ese encuentro fugaz fue lo suficientemente poderoso como para alterar las predicciones de las simulaciones de cómo era la órbita de la Tierra hace unos 50 millones de años. Es decir, es la causante de que no se pueda indagar más atrás en el tiempo.

La incertidumbre observacional actual hace que el cálculo de la distancia de encuentro mínima a la que pasó s del Sol oscile entre 4.000 y 31.000 Unidades Astronómicas (UA). Dentro de ese margen, HD 7977 podría haber tenido un impacto significativo en la excentricidad de la Tierra y los demás planetas si hubiese pasado en el rango inferior, a pocos miles de UA.

Una UA equivale a unos 150 millones de kilómetros, la distancia media Tierra-Sol.

Existen otras posibles evidencias indirectas del encuentro de nuestro sistema planetario con otras estrellas. Entre ellas cabe la posibilidad de que estrellas incluso más pequeñas, como Scholz, perturben los pequeños cuerpos que se encuentren en la Nube de Oort.

Trigo Rodríguez concluye que este tipo de estudio pone de manifiesto la fragilidad del clima terrestre, sujeto a los caprichosos encuentros con estrellas rebeldes.

Fuente: Meteored

¿Puede el cambio climático cambiar los sabores y la forma en que se alimentará la humanidad?


El cambio climático implica “cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios pueden ser naturales, debido a variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes. Pero desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas”, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Las consecuencias de esta problemática son variadas, y solo por citar un ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en una de sus guías sobre cambio climático y seguridad alimentaria, precisa que los seres humanos, las plantas, el ganado y la pesca “estarán expuestos a nuevas plagas y enfermedades que florecen sólo a determinadas temperaturas y condiciones de humedad. Esto implicará nuevos riesgos para la seguridad alimentaria, la inocuidad de los alimentos y la salud humana”.

En ese sentido, expertos consultados por Infobae y distintos estudios científicos coinciden en que la problemática del cambio climático podría tener impacto en la alimentación e, incluso, en el sabor y la calidad de comidas y bebidas. Veamos por qué.

En primer lugar, en diálogo con InfobaeJesús Gamero Rus, investigador especializado en el impacto del cambio climático en las sociedades y profesor asociado en la Universidad Carlos III de Madrid, postuló: “El cambio climático está alterando los patrones climáticos, lo que afecta a la disponibilidad de recursos agrícolas, la calidad del suelo y la distribución de las cosechas. Las anomalías en la variación de temperaturas, las sequías o los eventos climáticos extremos como las lluvias torrenciales que arrasan cosechas están afectando a la producción de alimentos”.

Según Gamero Rus, “hay numerosos estudios científicos que demuestran que el cambio climático está afectando los sistemas agrícolas en todo el mundo. Estas evidencias científicas se observan sobre el terreno de los sectores productivos agrícolas que sufren de mayores sequias y desastres, lo que afecta cada vez más a la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y el aumento de precios. Los modelos climáticos y proyecciones nos dicen que esa tendencia seguirá aumentando, lo que implica que tendremos que enfrentar desafíos aún mayores que los actuales en lo que se refiere a la producción de alimentos”.

En esa línea, el profesional dio algunos ejemplos: “Debemos hablar de los cultivos básicos y que son fundamentales para la alimentación humana y animal, como pueden ser el trigo, el maíz, el arroz o la soja. Pero también otros alimentos como las frutas y las verduras, ya que tanto las altas temperaturas como los cambios en los patrones de lluvia pueden incidir en la producción de estos alimentos. La demanda de carne y lácteos se puede ver perjudicada ya que las sequias limitarán la disponibilidad de pasto para el ganado, del mismo modo que los productos del mar se están viendo afectados debido al calentamiento y acidificación de las aguas marinas”.

“Estos impactos repercuten en los sistemas de distribución de alimentos, su escasez, el aumento de precios y por tanto en la seguridad alimentaria. El cambio climático tiene la capacidad de aumentar la desigualdad y la pobreza, por lo tanto, y ante estos escenarios, serían las comunidades más vulnerables y empobrecidas las que se verían afectadas sobremanera”, advirtió Gamero Rus.

El cambio climático y la dieta

Anteriormente, un estudio internacional llevado a cabo por expertos de la Universidad de Vermont planteó un vínculo entre el cambio climático y la calidad de la dieta en niños de diversas regiones del mundo. Este trabajo fue realizado en 19 países de Asia, África y América Latina.

Los resultados indicaron que el aumento de las temperaturas, una de las consecuencias del cambio climático según los autores, estaría contribuyendo significativamente a la desnutrición y a la adopción de dietas de baja calidad entre los niños, a una escala similar que factores socioeconómicos.

“Se prevé que el cambio climático en un futuro afecte a la malnutrición, pero nos sorprendió observar que este impacto ya estaba teniendo lugar”, dijo una de las autoras, Meredith Niles.

Utilizando datos climáticos y socioeconómicos de las últimas tres décadas, los investigadores encontraron que el aumento de las temperaturas se correlaciona -junto a otros factores- con una disminución significativa en la diversidad de la dieta de los chicos en la mayoría de los territorios estudiados.

Esta diversidad se midió contando el número de grupos de alimentos consumidos en un período dado, una métrica crucial para evaluar la calidad de la alimentación y la ingesta de micronutrientes esenciales para el desarrollo infantil, de acuerdo a lo expuesto en la investigación publicada en la revista ‘Environmental Research Letters’. En promedio, los niños examinados consumieron alrededor de 3,2 grupos de alimentos, de un total de 10 -que incluye carne, pescado, legumbres, verduras y cereales, entre otros- en las 24 horas previas a la encuesta. Esto señala según los expertos una falta de variedad en la dieta, especialmente en comparación con economías más desarrolladas.

“Encontramos que las temperaturas más altas a largo plazo se asocian con disminuciones en la diversidad general de la dieta infantil. En algunas regiones, el efecto estadístico del clima sobre la diversidad de la dieta es comparable o mayor que otros esfuerzos de desarrollo comunes, incluidos aquellos centrados en la educación, la mejora del agua y los sanitarios y la reducción de la pobreza”, escribieron los científicos en la publicación.

“La diversidad de la dieta ya era baja para este grupo. Por tanto, estos resultados sugieren que, si no nos adaptamos, el cambio climático podría empeorar más una dieta que ya no está llegando a los niveles de micronutrientes adecuados para los niños”, planteó Brendan Fisher, otro de los autores.

Sin embargo, hay un giro interesante en los resultados: el aumento de las precipitaciones, otra consecuencia del cambio climático en ciertas regiones, parece estar asociado a una mayor diversidad en la dieta de los niños.

Molly Brown, científica que participó del trabajo, apuntó que lluvias “más abundantes en el futuro podrían traer importantes beneficios en la calidad de la dieta en muchos sentidos, pero también depende de cómo sea la lluvia”.

El lúpulo y el sabor de la cerveza

En 2023, un trabajo publicado en la revista Nature postuló que las condiciones climáticas cambiantes en Europa están afectando la producción del lúpulo aromático, apreciado por su capacidad para dar a la cerveza su característico sabor amargo. Las variedades europeas de este ingrediente son altamente valoradas por cerveceros de todo el mundo. Sin embargo, el incremento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones están reduciendo tanto los rendimientos como la concentración de los compuestos que otorgan a la bebida su refrescante acidez según el hallazgo.

La investigación se centró en datos de sitios ubicados en República ChecaAlemaniaEslovaquia y Polonia. Estas naciones son las principales productoras de lúpulo en el continente europeo, según señaló Miroslav Trnka, coautor del estudio.

Al comparar los datos de los años 1995 y 2018 con los de 1971 y 1994, se encontró que los rendimientos habían disminuido entre un 9,5% y un 19,4% en cuatro de los sitios. Además, también disminuyó la concentración de los ácidos alfa, que son sustancias presentes en el lúpulo que se añaden al hervir en el proceso de fabricación de cervezas y son responsables del amargor.

Mirando hacia el futuro, los investigadores proyectaron una preocupante tendencia. Si se extrapolan los datos actuales, se prevé una caída en el rendimiento de entre un 4% y un 18% en comparación con el período 1989-2019. Además, la concentración de ácidos alfa podría disminuir entre un 20% y un 31% a medida que las temperaturas sigan en aumento y las lluvias continúen disminuyendo.

Ante este panorama, los autores plantearon que será necesario aumentar la superficie dedicada al cultivo de lúpulo aromático en un 20% respecto a la superficie actual. Esta medida busca compensar la disminución prevista en potencia y rendimiento. Además, se hizo un llamado a tomar “medidas urgentes de adaptación” para estabilizar las cadenas de mercado internacionales. Entre las soluciones propuestas se encuentran trasladar las plantaciones a zonas con condiciones climáticas más favorables o implementar sistemas de riego.

Sin embargo, la adaptación no es tarea fácil. Trnka señaló que las opciones para los productores de lúpulo son limitadas. “El lúpulo necesita una combinación específica de clima y suelo” y la introducción de plantas genéticamente modificadas diseñadas para soportar mejor las temperaturas más cálidas y la sequía está prohibida en Europa”, dijo el experto,

Y repasó que los cerveceros también están buscando formas de adaptarse a esta nueva realidad. Según el autor del trabajo, una opción para ellos es modificar sus métodos de producción para compensar el amargor reducido del lúpulo.

“El aroma específico del lúpulo surge de su contenido de ácido amargo y de muchos otros compuestos, incluidos aceites esenciales y polifenoles. Los cambios en los ácidos alfa amargos afectan la calidad del lúpulo, y recientemente ha habido un cambio en la preferencia de los consumidores hacia aromas y sabores de cerveza que dependen en gran medida del lúpulo de alta calidad”, detallaron los investigadores en el trabajo.

Y sumaron: “La reciente expansión de la cerveza artesanal no sólo desencadenó nuevas microcervecerías sino que también impulsó la demanda de lúpulos aromáticos a nivel mundial. Dado que el cultivo de lúpulo aromático de alta calidad está restringido a regiones relativamente pequeñas con condiciones ambientales adecuadas, existe un grave riesgo de que gran parte de la producción se vea afectada por olas de calor individuales o sequías extremas que probablemente aumentarán, bajo el cambio climático global”.

Otro profesional consultado por Infobae fue Diego Libkind, licenciado en ciencias biológicas y doctor en bioquímica, quien se desempeña en el CONICET y en el Instituto Andino Patagónico de Tecnologias Biológicas y Geoambientales (IPATEC), además de ser profesor de microbiologia de la Universidad Nacional del Comahue.

“Como va a haber una especie de movimiento de lugares de producción o de las características de producción, los productores van a tener que ser muy flexibles en cuanto a lo que producen. No se pueden casar con lo que hacen de por vida, porque los cambios climáticos y temperatura los van a estar condicionando permanentemente y van a tener que tener cierta versatilidad para ir cambiando los cultivos o el tipo de animal con el que trabajan”, dijo Libkind.

Y sumó: “Todo lo que es alimento derivado del campo, de la tierra y del mar va a tener un efecto con el cambio climático. De a poco vamos a estar pasando a una transición de muchos alimentos producidos en forma intensiva, tanto en biorreactores en condiciones controladas, en donde ahí el cambio climático no tiene ningún efecto. Por ejemplo, a través de la biotecnología, también de los microorganismos, se pueden producir hongos comestibles en ambientes cerrados, donde el cambio climático no tiene un impacto”.

De acuerdo a Libkind, “hay aspectos de la parte agropecuaria y acuícola de la producción que están atados a la temperatura. Por ejemplo, los salmónidos están muy afectados por las temperaturas de los cuerpos de agua, y eso limita la producción. Por lo tanto, una fuente de proteína animal va a estar condicionada. Lo más probable es que se vayan cambiando los lugares de cultivo, porque obviamente los aumentos de temperatura hacen que los lugares donde antes era imposible cultivar o producir ciertas especies ahora sí son propicios; mientras que los lugares donde se producían normalmente van a dejar de serlo”.

Por su parte, Claudio Lutzy, director del posgrado de Cambio Climático de la Universidad de Buenos Aires (UBA), le dijo a Infobae: “El cambio climático afecta a la producción de alimentos de múltiples formas. Por un lado, las cuencas productivas suelen estar localizadas en zonas de baja altura sobre el nivel del mar, lo que las hace crecientemente inundables, debido al aumento de precipitaciones y a la suba del nivel del mar. Eso plantea un desafío en materia de escala para proveer a una población mundial en rápido crecimiento”.

En segundo término, Lutzky señaló: “Los eventos extremos que aumentan en intensidad y frecuencia (precipitaciones, olas de calor y sequías, por ejemplo) son perjudiciales tanto para los cultivos como para la ganadería. Por caso, hay una crisis en ciernes en la oferta del chocolate, que en un 80% proviene del África Occidental, debido a la sequía”.

“Asimismo -siguió el especialista- ciertas plagas se extienden debido a que encuentran temperaturas más favorables para reproducirse, como la ‘chicharrita’ en nuestra Pampa Húmeda, que está diezmando la producción de maíz. Estos son solamente algunos eventos y supuestos. La producción de alimentos y bebidas consiste en la transformación de materia prima natural en bienes de consumo. Al afectarse esa materia prima, como resultado de la disrupción del equilibrio en los ecosistemas, repercute en el producto final”.

El cambio climático y su impacto en el café

Por otro lado, en 2021 un estudio llevado a cabo por la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts y la Universidad Estatal de Montana, postuló una relación entre el cambio climático y la calidad del café.

La investigación, que consolidó datos de 73 artículos centrados en diversos factores ambientales, reveló que el cultivo de café enfrenta una serie de desafíos debido al cambio climático. Entre estos se encuentran el estrés hídrico, el aumento de las temperaturas y la presencia de mayores cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera, según los autores.

“El cambio climático está afectando el rendimiento de los cultivos y los sistemas agrícolas en todo el mundo, con implicaciones para los agricultores y consumidores”, precisaron en el trabajo publicado en Frontiers in Plant Science. El estudio se refirió a dos dinámicas cruciales que impactan en los atributos sensoriales del café.

Por un lado, las altitudes más elevadas están asociadas con un mejor sabor y aroma, mientras que una exposición excesiva a la luz se vincula con una disminución en la calidad del café, siempre según los científicos a cargo del trabajo. Ellos, sin embargo, señalaron la necesidad de investigaciones adicionales para comprender con mayor precisión cómo estos factores, junto con el dióxido de carbono, el estrés hídrico y la temperatura, influyen en la calidad final de esta bebida.

“Llevamos a cabo una revisión sistemática para sintetizar evidencia sobre los efectos de los factores ambientales asociados con el cambio climático y las condiciones de manejo asociadas con la adaptación climática sobre la calidad del cultivo de un cultivo perenne culturalmente relevante, el café ( Coffea arabica y Coffea canephora ). Si bien se encontraron variaciones entre los estudios, los hallazgos resaltan que la calidad del café es vulnerable a los cambios en la exposición a la luz, la altitud, el estrés hídrico, la temperatura, el dióxido de carbono y el manejo de nutrientes”, profundizaron en la publicación.

Los expertos resaltaron la importancia de apuntar a estrategias de adaptación al clima y prácticas de gestión para mitigar los efectos del cambio climático en la calidad del café. Estas estrategias incluyen el manejo de la sombra para regular la exposición a la luz, la selección de variedades resistentes al clima y el control de plagas. Además, algunos agricultores están explorando opciones como el traslado de sus cultivos a regiones montañosas y la implementación de métodos de riego más eficientes, de acuerdo a lo relatado en el trabajo.

Fuente: Infobae

Un continente entero va a colapsar y tiene al mundo en vilo: el océano que aterra a los científicos


Las últimas noticias sobre el fondo marino dejaron sin palabras a los científicos, algo que vuelve a suceder con el pronóstico sobre un continente entero. Podría colapsar y todo a causa del océano. El cambio climático amenaza la salud de los océanos del mundo, además de agregar otros peligros antropogénicos, como los cambios ambientales ocasionados por la actividad humana.

Algunas de las alteraciones perjudiciales que ocasiona el cambio del clima en los océanos son el incremento de temperatura, la subida del nivel del mar y la acidificación. Así los océanos son ahora más ácidos porque absorben más CO2 de la atmósfera y los niveles de oxígeno bajan. También generan modificaciones significativas en los patrones de las corrientes oceánicas.

Todos estos elementos afectan negativamente en la salud de los océanos y las especies marinas que habitan en ellos. Si nos detenemos en la acidificación, el problema se vuelve más amplio, ya que afecta el secuestro de carbono que hacen otras especies, como moluscos y crustáceos.

Hay un continente entero que puede colapsar: el océano está en peligro

En este contexto, un estudio publicado en Nature Communications pone énfasis en el papel de las corrientes oceánicas serpenteantes en el derretimiento de las plataformas de hielo en la Antártida. Un hecho que podría traducirse en un aumento considerable del nivel del mar.

Un grupo de investigadores del Instituto de Investigación Polar de Corea y otras instituciones, encabezados por Taewook Park y Yoshihiro Nakayama, usaron modelos oceánicos avanzados para examinar cómo las interacciones entre estas corrientes y el fondo marino tienen incidencia en el derretimiento de las plataformas de hielo en el Mar de Amundsen.

La llegada de este estudio representa un desafío a las suposiciones anteriores que aseguran que el derretimiento tenía su origen en los vientos sobre el océano austral. Cabe destacar que las plataformas de hielo de Pine Island y Thwaites, particularmente vulnerables al calentamiento de las aguas, están modificándose rápidamente.

Se desempeñan como barreras para frenar el flujo de los glaciares hacia el mar. No obstante, su rápido derretimiento está haciendo peligrar las comunidades costeras por la subida del nivel del mar.

El océano está poniendo en peligro a este continente tan conocido

La investigación resalta la relevancia del “agua profunda circumpolar modificada” en el derretimiento de estas plataformas desde abajo. Las variaciones en la profundidad de la termoclina, la interfaz entre aguas profundas cálida y aguas superficies frías, perjudican el ingreso del agua cálida en las plataformas de hielo.

Contraponiéndose totalmente a lo que se ha creído hasta ahora, salió a la luz que la interacción entre las corrientes oceánicas y el fondo marino provoca una velocidad de sugerencia, acarreando un contexto de agua cálida a niveles más bajos y acelerando el derretimiento de la plataforma de hielo.

Estas revelaciones resaltan la necesidad de volver a estudiar los factores que están ocasionando la pérdida de hielo antártico, un hecho que podría tener una fuerte incidencia sobre el nivel del mar en un panorama futuro.

Este continente está en peligro y el océano tiene mucho que ver

En la Antártida, las plataformas de hielo están colapsando por varios factores: el calentamiento global, al albedo y las diferencias entre el Ártico y la Antártida, entre otras cosas. El continente más austral de la Tierra está perdiendo hielo y esto tiene un impacto negativo en el equilibrio climático global.

Si bien hace años que la Antártida está siendo estudiada, estudios como este muestran que todavía hay mucho por descubrir. El continente entero podría colapsar y lo que está pasando con el océano aterra a los científicos. Un panorama que explica la razón por la que hay algunas especies que no pueden vivir en la Antártida.

Fuente: Ecoticias


jueves, 25 de abril de 2024

¿Cuál es la temperatura óptima para la vida en la Tierra?


¿Alguna vez te has preguntado cuál es la temperatura óptima para la vida en la Tierra? Para los humanos, 20°C es cómodo. Si hace más calor, trabajaremos de manera menos eficiente porque liberar calor requiere energía.

Sabemos que muchas especies pueden vivir a temperaturas mucho más frías o más cálidas que los humanos. Pero nuestra revisión sistemática de investigaciones publicadas encontró que los rangos térmicos de animales, plantas y microbios que viven en el aire y el agua se superponen a 20°C. ¿Podría ser esto una coincidencia?

Para todas las especies, la relación con la temperatura es una curva asimétrica en forma de campana. Esto significa que los procesos biológicos aumentan de acuerdo con la temperatura, alcanzan un máximo y luego disminuyen rápidamente cuando hace demasiado calor.

Recientemente, un grupo de investigación de Nueva Zelanda notó que el número de especies marinas no alcanzaba su punto máximo en el ecuador, como comúnmente se supone. Más bien, la cifra disminuyó, con picos en las zonas subtropicales.

Los estudios de seguimiento mostraron que esta caída se ha ido haciendo más profunda desde la última edad de hielo, hace unos 20.000 años. Y se ha ido profundizando más rápidamente debido al calentamiento global de los océanos. Cuando se comparó el número de especies con la temperatura media anual, se produjo una disminución por encima de los 20°C. ¿Una segunda coincidencia?

Procesos biológicos y biodiversidad.

Una investigación en Tasmania modeló las tasas de crecimiento de microbios y organismos multicelulares y encontró que la temperatura más estable para sus procesos biológicos también era de 20°C. Este “modelo Corkrey” se basó en otros estudios que mostraban que 20°C era la temperatura más estable para las moléculas biológicas. ¿Una tercera coincidencia?

Nos asociamos con colegas de Canadá, Escocia, Alemania, Hong Kong y Taiwán para buscar patrones generales sobre cómo la temperatura afecta la vida. Para nuestra sorpresa, dondequiera que miráramos encontrábamos que, de hecho, 20°C es una temperatura fundamental para muchas medidas de biodiversidad, y no solo para las especies marinas.

Los ejemplos muestran que temperaturas superiores a unos 20°C dan como resultado disminuciones en varias medidas cruciales como la tolerancia de las especies marinas y de agua dulce a niveles bajos de oxígeno; productividad de algas marinas pelágicas (que viven en aguas abiertas) y bentónicas (que viven en los fondos marinos) y tasas de depredación de peces en cebo; Riqueza global de especies de peces pelágicos, plancton, invertebrados bentónicos y moluscos fósiles; y diversidad genética.

También hubo un aumento de las extinciones en el registro fósil cuando las temperaturas superaron los 20°C.

A nivel mundial, el rango de temperaturas en el que viven los peces e invertebrados de arrecife es más estrecho entre las especies cuya distribución geográfica se centra en los 20°C. El mismo efecto se observa en los microbios.

Si bien muchas especies han evolucionado para vivir en temperaturas más cálidas y más frías, la mayoría vive a 20°C. Además, las extinciones en el registro fósil (incluidas esponjas, conchas de lámparas, moluscos, esteras marinas ( briozoos ), estrellas de mar y erizos de mar, gusanos y crustáceos) fueron menores a 20°C.

A medida que las especies evolucionan para vivir a temperaturas superiores e inferiores a 20°C, su nicho térmico se amplía. Esto significa que la mayoría aún puede vivir a 20°C incluso si habitan en lugares más cálidos o más fríos.

El modelo matemático de Corkrey predice que la amplitud térmica debería minimizarse y que los procesos biológicos serían más estables y eficientes a 20°C. A su vez, esto debería maximizar la riqueza de especies en todos los ámbitos de la vida, desde las bacterias hasta las plantas y animales multicelulares. Por tanto, el modelo proporciona una explicación teórica para este “efecto de 20°C”.

Predecir los efectos del cambio climático

Que la vida parezca centrada en torno a los 20°C implica limitaciones fundamentales que comprometen la capacidad de las especies tropicales para adaptarse a temperaturas más altas.

Mientras las especies puedan cambiar sus áreas de distribución para adaptarse al calentamiento global, el efecto de 20°C significa que habrá aumentos locales en la riqueza de especies hasta un promedio anual de 20°C. Por encima de eso, la riqueza disminuirá. Esto significa que es poco probable que las numerosas especies marinas que pueden adaptarse al calentamiento global cambiando su distribución geográfica se extingan debido al cambio climático.

Sin embargo, es posible que las especies terrestres no puedan cambiar su distribución geográfica tan fácilmente debido a los paisajes modificados por las ciudades, la agricultura y otras infraestructuras humanas.

El efecto de los 20°C es la explicación más simple para los fenómenos anteriores, que incluyen: tendencias en la riqueza de especies y diversidad genética con la temperatura; tasas de extinción en el registro fósil; productividad biológica; tasa de crecimiento óptima; y tasas de depredación marina. A pesar de la complejidad de las especies multicelulares, es notable que las eficiencias de temperatura a nivel celular se reflejen en esos otros aspectos de la biodiversidad.

El motivo exacto por el que 20 °C es fundamental y energéticamente eficiente para los procesos celulares puede deberse a las propiedades moleculares del agua asociadas con las células. Estas propiedades también pueden ser la razón por la cual ~42°C parece un límite absoluto para la mayoría de las especies.

Una mayor conciencia de este efecto de los 20°C puede conducir a nuevos conocimientos sobre cómo la temperatura controla los procesos de los ecosistemas, la abundancia y distribución de las especies y la evolución de la vida.

Fuente: Infobae

Descubren una cadena de volcanes submarinos cerca de la Antártida con importantes consecuencias para el clima global


En una expedición reciente, geofísicos a bordo del buque de investigación RV Investigator de CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation) descubrieron una cadena de montañas submarinas que se extiende sobre un área de 20.000 km², ubicada entre Tasmania y la Antártida.

El resultado de esta campaña de investigación demuestra su composición con ocho volcanes inactivos en altitudes de hasta 1500 metros sobre el nivel del mar, con un alto potencial para redefinir nuestra comprensión de los procesos geológicos y climáticos en esta porción del territorio.

Los volcanes antárticos revelan nuevas evidencias sobre contextos geotérmicos y oceanográficos

Estos volcanes se formaron en los últimos 20 millones de años debido al magmatismo de un punto caliente. Los puntos calientes se limitan a regiones del manto terrestre, debajo de la corteza, donde se elevan columnas de magma y forman nuevas montañas volcánicas.

El Dr. Chris Yule, geofísico de CSIRO a bordo del RV Investigator, destacó que cuatro de estos volcanes son el resultado de evidencia científica reciente, mientras que ahora se han detallado completamente dos montes submarinos y una falla parcialmente cartografiados en expediciones anteriores.

Los resultados obtenidos ocurrieron durante las investigaciones de CSIRO en un intento de mapear los flujos de calor de la Corriente Circumpolar Antártica. Durante cinco semanas, CSIRO cartografió el fondo del océano para comprender cómo las corrientes oceánicas profundas afectan el derretimiento de las plataformas antárticas. El objetivo sería crear mapas que indiquen la distribución del calor en esta parte del mundo.

“El conocimiento de la profundidad y forma del fondo marino es crucial para cuantificar la influencia de montañas, colinas y valles submarinos sobre la Corriente Circumpolar Antártica y el aporte de calor a la Antártida”.

Dra. Helen Phillips, codirectora científica de la expedición.

Phillips también reveló la importancia de esta evidencia para comprender la dinámica oceánica, destacando que la Corriente Circumpolar Antártica interactúa con el fondo marino y las montañas circundantes, siendo responsable de crear turbulencias en la corriente y la formación de remolinos.

Estos remolinos desempeñan un papel crucial en el transporte de calor y carbono desde la superficie a capas más profundas, actuando como un amortiguador crítico frente al calentamiento global.

Satélite de alta resolución busca evaluar el fondo marino antártico y su impacto en la regulación climática global

Los investigadores presentes en esta expedición también informan del uso de un nuevo satélite desarrollado por la NASA y el CNES (Centre National d'Études Spatiales). Esta tecnología permitió a los investigadores obtener imágenes de alta resolución del fondo marino.

La Corriente Circumpolar Antártica, que fluye en el sentido de las agujas del reloj alrededor del continente, es la corriente más fuerte del mundo y la única que conecta todos los océanos del mundo. Por lo tanto, es de particular importancia que los científicos comprendan lo que está sucediendo en los océanos debido al cambio climático.

Benoit Legresy, responsable de la campaña de investigación, destaca que más del 90% del calor provocado por el calentamiento global y alrededor del 25% de las emisiones antropogénicas de CO2 fueron absorbidas por los océanos, desempeñando así un papel fundamental como amortiguador climático. Legresy también destaca la urgencia de rastrear las direcciones del calor y el carbono en el sistema climático global, para aumentar la eficacia de los estudios relacionados con el cambio climático.

"Estamos trabajando en un punto de entrada donde el calor se dirige hacia la Antártida, contribuyendo al derretimiento del hielo y al aumento del nivel del mar. Ahora necesitamos entender cómo funciona esta puerta, cuánto calor pasa a través de ella y cómo podría cambiar en el futuro".

Benoit Legresy, responsable de la campaña de investigación.

La evidencia sobre esta cadena de volcanes submarinos es una forma de enriquecer nuestro conocimiento sobre la geología de este territorio, destacando también la interconexión crítica entre los procesos oceánicos y el cambio climático global.

El trabajo científico sobre la combinación de mapas de altura de la superficie del mar con el movimiento de calor en el océano Austral aún es escaso, pero constituye una herramienta muy útil y esperada para capacitar a gobiernos y comunidades en la planificación de estrategias de adaptación ante el aumento del nivel del mar.

Fuente: Meteored